Sentarte en el escritorio, estar conectada a tu teléfono móvil, ir y venir, sostener bolsas y niños, estresarte constantemente y dormir poco son algunas de las muchas razones de por qué tus hombros y cuello podrían sentirse tan tensos al final del día. No es tu culpa. Es culpa de la vida moderna.
Aquí hay una secuencia que se puede utilizar como unidad o individualmente para aliviar hombros, cuello y músculos de la espalda. Es como darles un poco de cariño extra para que lo hagan todo por ti nuevamente al otro día.
- Estiramiento maravilloso
Se suele llamar a esta posición “estiramiento maravilloso” porque de eso se trata justamente. Comienza por tenderte en el suelo con tu rostro mirando al piso. Abre tus brazos en forma de T, saliendo de los hombros en línea recta. A medida que inhalas, gira hacia la derecha, colocando el pie izquierdo detrás de ti, con la rodilla doblada. Descansa la mejilla en el suelo. Asegúrate de llegar tan lejos como sientas cómodos tus hombros. Respira hasta que se sienta bien, y luego repite sobre el otro lado.
- Postura de arco (Danurasana)
Vuelve a recostarte sobre tu estómago. Dobla las rodillas y agarra tus tobillos. Si tienes un problema en las lumbares, evita esta pose. En una inhalación, alza tu pecho y si puedes tus piernas hacia arriba. Baja tu barbilla si se siente bien. Haz entre 5 y 10 respiraciones manteniendo la postura.
- Pose de puente (Setu Bandha Sarvangasana)
Date vuelta para recostarte sobre la espalda. Coloca tus pies en el piso al ancho de caderas, las rodillas dobladas y los brazos a lo largo de tu cuerpo. Inhala para levantar tu trasero y la espina lumbar. Exhala y lleva los hombros bajo tu cuerpo. Opcionalmente puedes cruzar las palmas de tus manos. Coloca un bloque o una manta enrollada bajo tu columna torácica. Esta es la parte superior detrás del cuello, que normalmente está encorvada. Despliega los brazos y opcionalmente dobla los codos a 90 grados. Respira manteniendo la posición mientras te sientas bien.
- Alivio torácico
Recuéstate sobre la espalda y deja que tus rodillas descansen hacia los costados, con las plantas de tus pies tocándose. Coloca un bloque o una manta enrollada bajo tu espina torácica. Esta es la parte superior detrás del cuello, que normalmente está encorvada. Despliega los brazos y opcionalmente dobla los codos a 90 grados. Respira manteniendo la posición mientras te sientas bien.