Reformula tu mente para bajar de peso
Cuando se trata de perder peso y volverte más saludable, tu mente puede ser tu mayor enemigo. La buena noticia: se pueden aprovechar tus pensamientos negativos para que trabajen contigo y no en tu contra. Y tú no necesitarás de una súper fuerza de voluntad. Aquí hay 3 estrategias para probar.
- Hacer tu Ejercicio Divertido
En un estudio, las mujeres que creían que estaban “haciendo ejercicio” comieron más chocolate que aquellas mujeres que dijeron que se sentían en un paseo “por el paisaje”. Y, sin embargo, caminaban por el mismo lugar. Entonces, ¿qué pasa? Pues bien, cuando haces algo que no te gusta, sientes como si tuvieras que compensarlo y premiarte a ti mismo con otras cosas, como dulces, por ejemplo. Evita la necesidad de recompensarte y cambia la idea de tu entrenamiento, como “tiempo para mí”, por ejemplo.
- Perdona tus defectos
En lugar de atacar tus imperfecciones, comienza a abrazarlas (recuerda, nadie es perfecto). Según un estudio de de imagen corporal en 2014 se les pidió a mujeres que clasificaran el grado de tolerancia de sus defectos, aquéllas que sintieron mayor auto-compasión, tenían una imagen corporal más positiva, independientemente de su peso. Con una imagen corporal más positiva, no tiendes a enfocarte excesivamente en el ejercicio y en la dieta, eres más capaz de confiar en tu hambre y en las señales de saciedad. Para construir la auto-compasión, imagina lo que un amigo te diría cuando te sientes mal contigo mismo. Se puede sentir un poco falso al principio, pero con el tiempo, se hace más fácil.
- Concéntrate Primero en el Mantenimiento
Tan incoherente como suena, las mujeres que aprendieron habilidades para mantener su peso durante ocho semanas antes de comenzar un programa para adelgazar tenían más éxito manteniendo los kilos alejados que las mujeres que comenzaron inmediatamente el programa. Muchas mujeres no saben cómo mantener la pérdida de peso, que puede ser más difícil de lo que mucha gente piensa. Antes de sumergirse en el adelgazamiento, deben aprenderse las habilidades para el mantenimiento: encontrar sustitutos saludables para los alimentos ricos en calorías y hacer las paces con la báscula, aprendiendo a aceptar que las pequeñas variaciones son normales.