La vida moderna es estresante y realmente no existe forma de escapar de las presiones externas (técnicamente conocidas como “estresores”) que hacen que la existencia de todos sea muy rápida, muy agotadora, y muy demandante.
Pedir a las personas que tengan menos estrés es como pedirle a las aves que tengan menos plumas. Podríamos intentar ignorar el estrés debido a que es muy fácil de hallar, pero nuestros cuerpos no responderán debidamente. Incluso una situación que podría verse enteramente positiva, como ganar la lotería o salir de vacaciones, podría desencadenar las mismas hormonas de estrés que los eventos negativos.
La oleada de hormonas de estrés, principalmente la adrenalina y el cortisol, puede ser interpretada por el cuerpo como una emoción. Entonces, la realidad fisiológica se esconde de la vista. Estas hormonas traen como consecuencia una cascada de reacciones, incluyendo ritmo cardíaco y presión sanguínea elevada, cuyo propósito es preparar a tu cuerpo para manejar las amenazas. Cuando esto se prolonga y se repite, la respuesta al estrés comienza a dañar los tejidos y órganos a lo largo del cuerpo.
Cuando te vuelves consciente de que no solo eres víctima del estrés, sino una fuente del mismo, tu comportamiento cambia. Aquí tienes algunos ejercicios simples y positivos para liberar el estrés a tu alrededor, y que puedes aplicar en tus relaciones personales y familiares.
- Pregúntale a los demás cómo se sienten y escucha su respuesta.
- No insistas en hacer siempre lo que tú digas.
- Siempre muestra respeto a todos. Nunca menosprecies a nadie.
- Nunca critiques a alguien en público.
- Acepta opiniones de tantas personas como sea posible.
- Alaba y aprecia el trabajo de los demás
- Sé leal para que los demás te sean leales.
- No chismees.
- Espera hasta que tu mente esté calmada antes de hacer algo que te pudiera molestar.
- Dale a tus compañeros de trabajo y empleados suficiente espacio para tomar sus propias decisiones.
- Mantente abierto a nuevas ideas, sin importar de quien vengan.
- No favorezcas a ningún círculo pequeño, excluyendo a todos los demás.
- Aborda la tensión a medida que va surgiendo, en lugar de negarla o esperar que se resuelva sola.
- No seas perfeccionista, ni de las personas que no encuentra satisfacción con nada.
- Tratar a ambos sexos por igual.
Si ya has adoptado la mayoría o todos estos comportamientos listados aquí, ¡felicitaciones!, ya has comenzado a sanarte del estrés. La mayoría de nosotros, sin embargo, debe hacer un esfuerzo consciente para cambiar muchos de nuestros hábitos y depende de nosotros mismos lograr dar el giro en actitud que nos beneficiará física y mentalmente.