9 tips para que no te pese hacer ejercicio

Si estás arrastrando tu trasero al gimnasio pensando “no quiero” cada vez que vas a entrenar, probablemente no estés siendo consistente con tu rutina de ejercicio. ¿Por qué? La temes. Estás contando los minutos que faltan para recoger tus cosas e irte. Incluso podrías estar pensando que odias hacer ejercicio.

No estás sola. Lo mismo pueden decir muchas personas que hacen gimnasia, especialmente las novatas. Pero nos negamos a aceptar que odias el ejercicio. La verdad es que simplemente no has encontrado una forma de hacerlo divertido. No debería ser un fastidio o un castigo. Debería ser una descarga. Tus entrenamientos tendrían que ser la mejor parte de tu día.

Prueba algunos de los 9 tips que listamos para agregar alegría a tus sesiones de sudor y liberar esas endorfinas.

  1.       Toma descansos

Algunos profesores, cuando imparten sus clases, dicen a sus alumnos que si quieren descansar deben hacer un descanso. La gente piensa que necesitar un descanso significa que son débiles o están fallando en el entrenamiento, y esto no es verdad. Escucha a tu cuerpo y usa tus descansos como un tiempo para llenarte de energía. Piérdete en tu música y baila un poco, mientras tu ritmo cardíaco se calma. Una vez que estés lista, vuelve a tu entrenamiento.

  1.       Supérate

La próxima vez que hagas un entrenamiento basado en distancias, cuenta el tiempo. Cuando vuelvas a hacerlo de nuevo, intenta batir tu última marca al menos en unos segundos. Conviértelo en un juego, y así cada vez que hagas ese entrenamiento, competirás contra ti misma.

  1.       Pon algo de ritmo

Sin música, cualquier persona odiaría su entrenamiento también. Invierte en un brazalete para tu teléfono o en auriculares que no caerán durante tus ejercicios. Esta pequeña compra enriquecerá tu régimen de entrenamiento por un millón. Tómate un tiempo para crear una lista de reproducción que te haga sentir positiva y llena de energía, con un compás rápido.

  1.       Prueba diferentes tipos de intervalos en cada entrenamiento

Mucha gente adora el entrenamiento de intervalos de alta frecuencia. Para mantenerlo divertido, debes cambiar los movimientos. Una forma sencilla de hacerlo es probar un nuevo tipo de intervalo cada vez que entrenas. Seamos realistas: los intervalos no son divertidos. Pero no tiene que ser perfecto.

  1.       Cambia tu punto de vista

En vez de repetir “odio entrenar” una y otra vez en tu cabeza, acepta el hecho de que estás en el gimnasio cambiando tu mente y cuerpo. Tú elegiste esto. Háblate a ti misma dentro del entrenamiento, no fuera de él. Podrías haber caído en el sillón y olvidarte de todo, pero no lo hiciste. Reconoce y honra eso con un mantra que te llene de poder, tal como “yo elijo cambiar” o “solo es difícil hasta que no lo es más o “cada día voy un paso adelante”.

  1.       Planifica

Nada arruina la buena vibra tanto como ir al gimnasio y no tener idea de qué vas a hacer ese día. En vez de eso, elige un entrenamiento antes de ir, y asegúrate de que está accesible para imprimirlo o guardarlo como una imagen o nota en tu móvil.

  1.       Sal de tu zona de confort y prueba algo nuevo

¿Creciste haciendo ballet? Te desafiamos a probar el entrenamiento cruzado. ¿Eres el tipo de persona que usualmente hace máquinas? Te retamos a una clase de hip hop. Probar cosas nuevas nos mantiene despiertos y rompe los límites que pusimos para nosotros mismos. Es verdad que a la mayoría de nosotros no nos gusta ser el peor de la clase: puede ser humillante, pero todos empezaron de la misma forma y cuando menos lo creas ya serás un experto en algo nuevo.

  1.       Encuentra tu porqué

Hay personas que entrenan porque mantienen a raya la depresión y la ansiedad, y el ejercicio las hace sentir fuertes y vivas. Incluso se recuerdan esto cuando todo lo que quieren hacer es ver televisión, como dándose una patada en el trasero. Cada vez que sientas que quieres saltarte tu clase de yoga, recuérdate tu “porqué” que te vuelva a hacer sentir motivada. Por ejemplo, utiliza el mantra “sí, yo puedo” para recordarte que eres más fuerte que tu duda y tu reticencia.

  1.       No te sobreexijas

Existe una delgada línea entre dejar salir el estrés a través del entrenamiento y crear todavía más estrés. Sobre-entrenar puede secarte física y emocionalmente. Asegúrate de tener al menos un día completo de descanso del ejercicio cada semana. Comienza con una agenda de entrenamiento sustentable que te deje esperando tu próxima sesión cuando termines.

No importa lo que hagas: no dejes que la resistencia en tu mente te convenza de que odias entrenar. Mover tu cuerpo es la única manera de estar en forma y saludable, y existen montones de formas para hacerlo divertido. Inyecta algo de alegría en tu experiencia de ejercicio, y celebra lo que tu cuerpo puede hacer.

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